Mermaron las actividades laborales pero también las lúdicas y nuestro cuerpo adquirió un nuevo ritmo; mermaron las relaciones sociales y con ello nuestras emociones también se vieron afectadas. Es por ello, que la aplicación de esta tercera dosis, sobre todo para la población más vulnerable, representa una luz muy brillante en el túnel, aún en el conocimiento de que no se trata de una victoria y que los cuidados tienen que prevalecer en nuestros hábitos básicos.